DIFERENCIA ENTRE FRACASO Y DERROTA
La gran diferencia entre fracaso
y derrota es que el primer caso se acepta como una lección por
asimilar, un pequeño paso más hacia la meta final. Los fracasos nos muestran el
camino equivocado, que una vez reconocido no volveremos a recorrer. Al igual
que el zorro, quien se ha ganado el calificativo de astuto, porque difícilmente
vuelve a caer en la misma trampa. A menudo, la nube que oscurece nuestro
presente sirve para iluminar nuestro futuro.
En cambio, la derrota es
la decisión de no volverlo a intentar, claudicar ante los obstáculos, renunciar
a la posibilidad de convertir el fracaso en éxito. Somos vencidos
sólo cuando nos estimamos derrotados.
Los obstáculos en el camino de los
débiles se convierten en escalones en el sendero de los triunfadores. Los
triunfadores tienen la visión del objetivo que desean lograr, con lo cual
convierten los obstáculos en retos a superar, en similitud al alpinista, que
visualiza la cima de la montaña como el objetivo a lograr, convierte a los
obstáculos y peligros del ascenso como retos a dominar.
En cambio quien no tiene el suficiente
anhelo de llegar a la cima, se desalienta fácilmente ante el esfuerzo que se le
exige, ante los riesgos que le acechan y ante los retos que se le presentan y
aun antes de iniciar siquiera el camino se da por vencido.
Si tú ya definiste y decidiste qué es
lo que deseas en la vida y día a día alimentas tu determinación para lograrlo,
difícilmente te podrán detener, es tal tu convicción que los obstáculos dejan
de serlo, y más bien los observas como detonadores para lograr tu plan de
realización, por ejemplo: Quien se ha decidido a obtener un título profesional,
los exámenes, el estudio intenso, renuncia a muchos fines de semana por cumplir
con trabajos académicos o levantarse más temprano y acostarse más tarde son,
entre muchos otros, los retos que al superarlos le proporcionarán mayores
satisfacciones al lograr el fin deseado.
Cada falla, cada fracaso
lo convertimos entonces en viento a favor, asimilando la lección, incrementando
nuestra experiencia y fortaleciendo nuestra determinación en lograr nuestros
propósitos. Es preferible renunciar a vivir que declararse derrotado, ser un
perdedor porque se ha dejado de luchar. Un solo objetivo hay que tener en la
vida: Apostar todo para lograr triunfar.
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